Chamacuero, Gto.
(También llamado Comonfort, Gto.)
LA SEGUNDA FIESTA DE LOS REMEDIOS

Para la fiesta de noviembre no hay "pollos", el martes y miércoles previos al último sábado del mes, se "pela cucharilla", esta actividad consiste en extraer de cierta especie de maguey un elemento ornamental con el que el día jueves se arman sendos cruceros, uno dedicada a la Virgen y otro a las ánimas.









Quizá llame la atención el hecho de que se realicen dos fiestas, cuando la principal actividad económica de la población era la agricultura, la época posterior a la cosecha de maíz era un momento de relativa prosperidad que permitía realizar erogaciones mayores para realizar la fiesta, aunque hoy día las actividades económicas de la población se han diversificado, esta razón sigue siendo muy válida y la tradición obliga a que se realicen dos fiestas.
Los rituales que acompañan a la festividad son muchos y muy complejos, muchos de ellos están ligados a la participación de danzas rituales que tienen lugar en las plataformas del atrio durante los días de fiesta.


El viernes los tenanches y otras personas del la comunidad y del barrio recorren, prácticamente, todos los templos de la parroquia, en una caminata que les ocupa desde la siete de la mañana hasta que anochece.
El sábado se realiza la peregrinación solemne, la imagen de la virgen sale de su templo y es llevada al templo parroquial, de ahí es llevada por sacerdotes, diáconos, acólitos, tenanches, bandas de música y todas las danzas. En varios puntos del recorrido hay altares donde la peregrinación detiene su marcha, se reza y se habla sobre la Virgen.


Luego de varias horas, la peregrinación regresa al templo de Los Remedios y, después de la misa en el atrio, la imagen de la virgen regresa a su lugar.
Es una experiencia enervante subir la rampa del atrio y ver y escuchar la conjunción de bandas, danzantes, música, devotos, visitantes. Escuchar cada uno de los sones, de las tonadas de las danzas, que de alguna manera habitan en la memoria de los que somos testigos de estos rituales desde hace muchos años. En las terrazas de más abajo suelen acomodarse las danzas aztecas,  en el lado izquierdo según se asciende al templo. La tercer terraza la ocupa la danza de La Sonaja, danza para varones. En las siguientes terrazas de ese mismo lado pueden acomodarse, indistintamente, las danzas de apaches o las danzas de Indios y Franceses.   La terraza más baja del lado derecho tiene una especie de tapanco donde se colocan enormes bandas de viento, un poco más arriba está el lugar de la danza del torito, en la que participan niñas y niños. En la terraza superior se dispone la danza de las rosas, muy tradiconal para las muchachas, aunque también participan niñas muy pequeñas.


Peregrinación ciclista del Bajío al Tepeyac
Hay manifestaciones religiosas que evolucionan hacia formas que pudieran parecer lúdicas, pero nunca pierden el carácter devoto que las originó. Lo menciono porque me ha sorprendido la intensa alegría con que los integrantes de la peregrinación ciclista se lanzan a los caminos. Claro que la alegría no quita el esfuerzo necesario para recorrer en bicicleta tanta distancia, pero, sin lugar a dudas que, en determinado momento, hará más ligero el discurrir de los kilómetros.
Para quien no esté familiarizado con estas celebraciones le comento que, en particular, la Peregrinación del Bajío al Tepeyac, consiste en recorrer en bicicleta la distancia que media, entre las comunidades de origen de los participantes, hasta la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México. Entre trescientos y cuatrocientos kilómetros, según el punto de partida. El grupo que más distancia recorre es el que parte de Dolores Hidalgo, este grupo se incorpora al contingente en Comonfort y de ahí parten hacia Celaya. Si bien hay un grupo de la Cabecera Municipal, aquí mismo se suman los grupos provenientes de Neutla, Jalpilla y San Agustín. Más adelante, pero el mismo día, se unen los grupos de Empalme Escobedo y Soria. Al día siguiente los grupos de Apaseo. 
No es atípico que los familiares acompañen a despedir al peregrino, el cual se identifica, entre el grupo familiar, por su llamativo uniforme, del mismo modo, algunos niños portan la misma vestimenta, incluso unos pocos más acompañan a los adultos en un pequeño tramo del recorrido, pedaleando sus propias bicicletas.

 
Habiendo salido, en esta ocasión el día 6 de octubre, su llegada a la Ciudad de México está programada para el día 10, es decir, deberán pernoctar cuatro veces a lo largo del camino.  Esto se facilita porque en cada punto donde llegan les disponen algún sitio, no digamos que cómodo, pero sí apropiado para descansar y recuperar energía. Además, porque a cada grupo le acompaña uno o varios camiones que transportan sus equipajes. También, y lógicamente al final, viene un vehículo etiquetado como "Carro escoba"; los encargados me explicaron que, aunque por supuesto no son competencias, sí hay un límite para la duración del recorrido, si este vehículo, que viene al final, encuentra peregrinos que van ya muy lentos, por cansancio o cualquiera otra circunstancia, deben subirlos a bordo y llevarlos hasta el término del recorrido de ese día.  No solo los camiones brindan ayuda a los participantes, también hay un grupo de motociclistas que colaboran en el buen discurrir del trayecto, sobre todo laborando por la seguridad de los participantes. Uno de estos motociclistas me comentó que, pese al nutrido número de participantes, los incidentes se reducen a caídas, golpes, o enfermedades, mismos que pueden provocar que los afectados abandonen el recorrido. Lamentablemente, en una ocasión el imprudente conductor de un vehículo automotriz se impactó contra los participantes, provocando el deceso de dos de ellos.
Esta de 2018 es la edición número cincuenta y ocho o, más correctamente dicho, la quincuagésima octava Peregrinación del Bajío al Tepeyac. Con semejante antigüedad es fácil imaginar cómo esta actividad forma parte de la memoria colectica de los chamacuerenses (por supuesto, también de las demás poblaciones que participan). Más aún, como toda actividad que se remonte tanto tiempo atrás, resulta un factor de cohesión social, aunque nunca haya sido esa la intención para su desarrollo. La experiencia acumulada contribuye, de un modo u otro, a que la organización sea muy completa y eficiente. Se puede decir que más de un 10% de los participantes cumplen alguna función dentro del desarrollo del evento, ya sea que también viajen en bicicleta, en motocicleta o en los vehículos que apoyan en el trayecto.

Cada participante debe portar un uniforme, que en el caso de los peregrinos de Comonfort, tiene una combinación llamativa de naranja y amarillo. El equipo de seguridad no es obligatorio; ojalá llegue a serlo. El participante también  debe registrarse y  pagar una cuota, recibe un gafete, que debe portar en todo momento, y una etiqueta para su bicicleta. Con esto se evitan malentendidos sobre la propiedad de las correspondientes bicicletas. Entre tantas personas, que se conjuntan en un mismo momento, pueden ocurrir esos incidentes, pero el ambiente en general es de camaradería; del mismo modo que los organizadores, y la mayoría de los participantes, promueven una actitud juiciosa y de respeto a los demás participantes y hacia los habitantes de las poblaciones que se visitan. El consumo de alcohol está prohibido y puede provocar un castigo, no sólo para el infractor sino para todo el grupo al que pertenece.   En cada grupo hay participantes que, siendo ciclistas y peregrinos, cumplen una función de orientación, apoyo y vigilancia hacia los demás. Su uniforme les permite ser fácilmente identificados. Como es de suponerse, son elegidos de entre los participantes con mayor experiencia.
La motivación general de los participantes es siempre su devoción, ya sea por cumplir una manda, es decir por corresponder a algún favor recibido, o en agradecimiento a la forma en que su existencia en lo general se ha desarrollado. Quienes acuden cada año agradecen, como corresponde, por lo acontecido desde la última peregrinación hasta este momento.

En cada lugar en que se hace una pausa hay personas que ofrecen alimentos a los peregrinos, lo mismo que personas que venden refrigerios; por este motivo ningún ciclista necesita viajar con alimentos.
Ya he mencionado tres veces el número de participantes, algunos de los organizadores hablan de que son miles, uno de ellos estima el número de los que llegan a la Ciudad de México en quince mil y a éstos se suman los peregrinos que partieron a pie hace unos días y que llegarán el mismo día 10 para conjuntarse, de alguna forma, con los ciclistas.  No sé qué tan certeras sean estas cifras, pero quince mil, diez mil o cinco mil, son muchísimos participantes y, como ya lo mencioné, la logística necesaria obliga a una organización esmerada y eficiente. 

Trato de imaginarme la emoción que debe revestir llegar a un sitio tan especial y significativo, luego de pedalear cientos de kilómetros. Sea por esa profunda recompensa o por el gusto de realizar cada parte del trayecto,  la mayoría de los participantes tiene lustros, o décadas,  asistiendo a la cita anual de la Peregrinación Ciclista.

Agradezco a todos los peregrinos y organizadores que, no sólo amable sino animadamente,  me compartieron sus testimonios, ello me permitió asimilar, un poco más, el por qué a su paso la gente les despide, les grita palabras de aliento y les desea, con solidaridad y entusiasmo, que lleguen con bien y que Dios los bendiga.

 
 
Alrededor de la celebración anual de la Fiesta de "Nuestra Señora de Los Remedios" en Comonfort, tanto de la fiesta de septiembre, como de la de noviembre, hay una serie de rituales que, aun siendo fundamentales, son poco conocidos, sobre todo por los comonforenses que no radican en el barrio de "Los Remedios" y aunque digo que están alrededor de la fiesta, son parte de la fiesta misma y contribuyen a darle un sentido mucho más profundo y significativo. Uno de ellos son las Velaciones que se realizan en los días previos a la fiesta, la cual, en sentido estricto, va de jueves a domingo solamente, aunque los rituales previos abarquen más de quince días antes.
Además de la velación que, en un día particular realiza cada una de las danzas participantes, hay dos velaciones en las que participan todas éstas: La Velación de las Ánimas y la Velación del Novenario. El día sábado se considera como el día principal de la Fiesta, no obstante que tenga una fecha móvil. Entre la velación del novenario y el sábado de la Fiesta debe haber, evidentemente, nueve días, para la realización de dicho novenario. Por lo tanto, La Velación de la Novena se realiza el miércoles de la semana previa a la de la Fiesta.  Para quienes no estén familiarizados con el término, Tenanche, al menos en esta celebración, es el nombre con que se designa a los integrantes de un Comité Ceremonial que lleva a cabo casi todos los rituales asociados a la fiesta, lo integran seis personas: Un sahumador, que porta un incensario, el estandarte que, además de portar éste distintivo también tañe una pequeña campana que le añade a los rituales un aire más solemne todavía, dos persona que portan ramilletes y dos más que llevan carbón, uno,  y copal el otro. Esta actividad es un cargo, una responsabilidad aceptada para todo el año siguiente, cargo que puede o no renovarse, siendo común que una persona lo ejerza durante varios años consecutivos. Y siendo también común que renueven su cargo, pero en otra función, por ejemplo: quien fue sahumador unos años después porta el estandarte.
El ritual asociado a cada velación indica que los Tenanches reciben a las danzas participantes en el atrio del Templo. Los danzantes y sus cargueros, es decir los responsables de cada danza (sea que dancen o no), aguardan formados en la calle, hasta que los Tenanches acuden a persignarlas para permitirles el acceso al atrio. El ceremonial de persignarlos se realiza hacia los cuatro puntos cardinales (hacia los cuatro vientos, se dice también, correctamente) y los tenanches y los danzantes  van girando hacia cada una de estas direcciones. Dependiendo de la actitud de cada Sahumador, puede hablar en voz alta o para sí mismo pero debe invocar a los Santos que recuerde se ubican, hacia cada punto; no hablamos de rumbos geográficos precisos, hablamos de realizar el ritual al frente, hacia atrás y hacia cada lado, en el caso concreto de la entrada al atrio, en el momento en que el comité acude a recibirlos,  hacia el frente del Sahumador quedan, por así decirlo: San Francisco, Guadalupe, Santiaguito, al lado opuesto: Nuestra Señora de Los Remedios, La Santa Cruz, El Señor de la Misericordia, La Santa Cruz de La Rinconada; hacia el lado derecho del templo: San Jerónimo, San Pedro, San Pablo, San Miguel Arcángel y hacia el lado opuesto: San Agustín, La Candelaria, La Santa Cruz de La Palma, etc. Esto puede interpretarse como una especie de permiso para que den inicio a su danza, es como encomendarlos a las personalidades invocadas. Una vez persignados entran al atrio, alguno de los integrantes de la danza porta una "Demanda" que es una urna con la imagen, en este caso, de la Virgen de Los Remedios; cada participante porta también una ofrenda que puede ser una veladora, un ramo de flores o una "parafina". Sin embargo, los cargueros de la Danza deben llevar su "jícara", que es una charola donde, en un acomodo esmerado, portan flores, cigarros, cerillos, hinojo y unas velitas de cebo.


Como sabemos, en el medio del atrio, a un lado de la rampa hay una cruz sobre un nicho, a este elemento se le conoce como El Calvarito y en torno a éste se efectúa el mismo ritual que también se repite hacia los cuatro puntos cardinales. Una observación: aunque tanto los tenanches como los demás participantes giran hacia los Cuatro Vientos, quien porte la Demanda permanece de frente a la Cruz del Calvarito.  Una vez terminado el ritual, el grupo, siempre encabezado por los Tenanches, entra en el templo y realiza el mismo ceremonial en el interior, nuevamente girando hacia las direcciones correspondientes. Dependiendo del número de participantes, éstos pueden salir del templo caminando hacia atrás, por no dar la espalda a la imagen de la Virgen. Esto cuando no son muchas personas las que entraron al templo. Si, por el contrario, el número es considerable, de manera más práctica, salen por una puerta situada en el crucero, del lado del Evangelio. Pasan frente a la puerta y llegan a la Capilla que está en el otro lado del templo. A esta capilla le llaman "El Portal". En este lugar, al pie del altar existente, se reciben las ofrendas que portan los participantes, se les persigna con dichas ofrendas o se sahúman éstas, o ambas cosas. Las flores se colocan a un lado del altar y todo lo demás: las demandas, las veladoras, las ceras, los cigarros, se colocan sobre el altar. Más adelante comentaremos sobre el uso de estos objetos.  
En el caso específico de la velación del Novenario este ritual de entrada se repite con cada una de las danzas participantes, pues todas las danzas participan en esta velación, no solamente accediendo mediante el ritual descrito, sino aportando su ofrenda y bailando un rato en las terrazas, sin embargo no llevan ningún atuendo. Bueno, no quiero decir que anden desnudos (hace mucho frío en noviembre) sino que bailan con su ropa de todos los día. Evidentemente, el comité ceremonial subirá y bajará la rampa del templo en cada una de las ocasiones en que accedan las Danzas, pero, al final "Irá por la Rosa".  En una calle, en la periferia del Templo, es decir en pleno Barrio de Los Remedios, los vecinos de la calle que ese año haya sido designada para este ritual, colocan un Altar, donde la figura central es, evidentemente, una imagen de La Virgen de Los Remedios, en su demanda correspondiente, otros cuerpos del altar están adornados con ramos de flores, veladoras, cirios, un par de floreros y un par de candeleros que se toman prestados del templo. Están presentes, además los dos Súchiles, de los que hablaremos más adelante y dos cañas para los bastones. También se colocan unos lienzos en los colores azul y blanco, para que hagan un bello fondo al conjunto. No son raros los adornos de paramento a paramento de la calle. Todo dispuesto de manera esmerada con una evidente y bien lograda solemnidad.  Este conjunto está listo hacia las once de la mañana de ese miércoles. Cada año cambia el grupo de personas encargadas de este altar. Los organizadores dividen el barrio procurando que unas cuarenta personas participen cada año, participar no sólo es estar presente sino cooperar con el trabajo necesario y aportar los recursos para comprar las flores, los cohetes y todo lo que se requiera.  Más o menos cada cinco años le vuelve a tocar la organización al mismo grupo de vecinos. Lógicamente la ubicación del altar varía en función de los vecinos que van siendo encargados.  Pero no sólo eso, cada vecino que participa, confecciona una ofrenda donde, sobre una charola dispone flores de cempasúchil, ramos de hinojo, alguna cajetillas de cigarros, una veladora. Pueden ser todos o solo algunos de estos elementos. Esta ofrenda es "La Rosa" y cada participante coloca su Rosa, al pie del altar ordenandos en sendas hileras que añaden solemnidad y belleza a todo el conjunto. Cerca del altar, también hay un grupo de músicos que, tocando mandolinas, guitarras de concha y hasta un bello banjo, interpretan cantos de alabanza del corte de los utilizados por los grupos de danzantes concheros.   Durante el rato que se aguarda la llegada de los tenanches, no sólo la música está presente, los vecinos esperan sentados o de pie en torno de las ofrendas, ofrecen café y pan a los presentes.

Una aclaración sobre los súchiles, en el caso concreto de nuestra fiesta los súchiles son dos elementos de madera, de forma circular de unos cincuenta centímetros de diámetro con elementos radiales, además de una base y un pedestal. Es más fácil imaginarlos si los comparamos con una Custodia de las utilizadas para exponer el Santísimo.  Si ni mi descripción ni mi comparación le ayudan para hacerse una idea, aquí a un ladito colocamos una foto, de paso ilustramos lo que es una Demanda con la imagen de la Virgen.  En otras fiestas de la región, le llaman súchiles a lo que nosotros llamamos cruceros. Esto no significa que unos u otros cometamos un error, son formas particulares de llamarle a estos elementos.  Si el común denominador de unos y otros es que se adornan con flores y, además, con toda seguridad su nombre deriva de la palabra náhuatl Xóchitl (flor), no es raro que se designe con este nombre a elementos diferentes.  Para esta fiesta existen dos de estas estructuras de madera, una es para el Súchil de las Ánimas y otra para el Súchil de la Virgen. Pero además no hay que imaginar que, en cada velación, cada participante utiliza sus propias armazones, existen solo dos, que se resguardan en el templo y que se despojan de flores para volverlas a vestir en cada ritual.  Caso contrario de los bastones, que son compañeros rituales de los Súchiles, por así decirlo, que se fabrican a partir de una caña, por lo que hay tantos pares de bastones como velaciones se efectúen. Es importante mencionar que solamente para esta velación y la velación de La Música del Alba los Súchiles salen del templo. Los bastones se atan a la Cruz del Calvarito, no siendo raro que, en determinando momento la Cruz luzca varios pares de estos elementos.
Una vez hecha la aclaración regresemos por "La Rosa" (porque además hay pan y cafecito): Los tenanches llegan y se colocan cerca del altar, luego de unos minutos, sahúman el altar y proceden a persignar a cada uno de los oferentes que se acercan portando su ofrenda, su Rosa. No solamente cada una de las ofrendas que engalanaron el altar durante un rato son portadas por sus oferentes, la demanda de La Virgen, los cirios, los floreros, las cañas y los súchiles son retirados del altar y llevados por algún vecino, ya sea que tenga dicho encargo o se le solicite en el momento.  Todas estas personas integran un contingente que encabezan los tenanches, les siguen las demandas, los floreros, los súchiles y los cirios, después vienen los músicos y luego todos los oferentes portando su Rosa. Este contingente regresa al templo, accede por la rampa del atrio  y en "El Calvarito", los Tenanches  realizan un ritual más prolongado en el que incluso se sahúman la cruz y el nicho por su cuatro costados.  Durante ese lapso los participantes aguardan sosteniendo sus ofrendas hasta que se reanuda el trayecto hacia el templo, ahí, como en el caso de las danzas se repite el ritual hacia los cuatro puntos cardinales y se sale por la puerta lateral, para dirigirse al Portal. Nuevamente, pero durante un rato más largo, pues son muchos los participantes, éstos son persignados con sus Rosas y los objetos que contenían son acomodados a un costado del altar o en el altar mismo. Las charolas que sostenían las ofrendas son devueltas a sus propietarios.

Con las flores recibidas se visten los Súchiles, también es correcto decir "se hacen los súchiles", y se fabrican los bastones, igual sucede durante la velación de una danza o durante la velación de las ánimas o del novenario. Como se comprenderá los Súchiles fueron llevados al Altar en el Barrio, portando las flores del ritual previo, el cual pudo ocurrir hace un día o hace unos meses. Al conjunto de los cuatro elementos, dos Súchiles y dos Bastones, suele llamárseles Custodias. Hacer estos elementos involucra también un ritual, pero éstos no son realizados por los tenanches, sino por personas especializadas en estas confecciones. Muchas veces pueden ser contratados con un pago o ser parte de la danza correspondiente, incluso una de las danzas hace sus custodias con la participación de todos sus integrantes. Para realizar las custodias, los encargados hacen su "Mesa". Contra lo que el nombre indica, esta se arma sobre el piso de El Portal, hacen una cruz con las flores y los ramos de hinojos y forman otra más pequeñas con los cigarros ya sueltos; las velitas de cebo se colocan a los lados. El resto de la confección del súchil también involucra proceder de manera ritual. La hechura, básicamente consiste en adornar con flores las estructuras de los súchiles y de los bastones, una vez retiradas las flores con que llegaron. Es decir, se desvisten y se les vuelve a vestir. El Súchil de las ánimas lleva flores de Cempasúchil; el Súchil de la Virgen, de cualquier tipo de flores. Justo antes de que los encargados procedan con la hechura, se ponen de acuerdo con los organizadores de la velación sobre la hora a la que terminaran la labor. Esto es importante porque a esa hora retornaran los organizadores con una ingente cantidad de tamales y atole. También llega gente de la periferia, incluso portando sus cubetas o sus recipientes.  Luego de que las Custodias sean entregadas a los organizadores, siguiendo un ritual en el que, ahora sí participan los tenanches, se procede a la repartición de los alimentos a los presentes. Éstos, los presentes, ya se habrán formado, ordenadamente en la terraza más cercana al Portal.  Con esta repartición termina la velación. De la misma manera terminan las otras velaciones ya mencionadas. Hasta hace unos años estas velaciones podían terminar a las tres o cuatro de la mañana. En estos tiempos, para no poner en entredicho la seguridad de ningún participante, las velaciones no deben terminar más allá de las doce de la noche. Como son muchas las flores ofrecidas, las sobrantes se acomodan con mucho tino como adorno del propio templo.
Esta es la última velación,  a partir de ahí comienza el novenario y al término de éste, aunque un poco traslapado con otras celebraciones, llega el día principal de la fiesta.  Este ritual, aparentemente simple ilustra la complejidad de esta Fiesta y la cantidad de elementos que pasan desapercibidos para quienes no forman o han formado parte de la organización de estas celebraciones. Creo fundamental conocer y asimilar que las celebraciones entre más complejas demuestran mayor arraigo, no solo en el tiempo sino en el significado que tienen para sus participantes.
Agradezco a la Sra. Lucía Bárcenas Olalde, también conocida como doña Nati, toda la información proporcionada para este artículo, así como su buena disposición  y amabilidad.
 
Los cruceros son elementos rituales, con un alto simbolismo, en la Fiesta de Nuestra Señora de Los Remedios. Si usted no reconoce el término, evidentemente no piense en unos barcos fiesteros, ni en la intersección de dos avenidas. Imagínese, mejor, dos altas estructuras con armaduras de madera y carrizo, sabiamente entretejidas y que en su elaborado diseño ostentan una Cruz como motivo central y una Cruz, más pequeña que los corona. De ahí el nombre. En nuestra fiesta se construyen dos: uno dedicado a Las Ánimas (de los conquistadores) y otro dedicado a La Virgen (en su advocación de Nuestra Señora de Los Remedios). Su importancia es tal, que algunos de los organizadores aseguran categóricos: "Si no hay Cruceros no hay Fiesta". Estas estructuras son muy utilizadas en varios estados de la República y en muchas otras fiestas del Municipio de Comonfort. En ciertas regiones se les llama Arcos porque, siendo elementos muy similares a nuestros cruceros, están diseñados y colocados para acceder a través de ellos; también en algunas partes les llaman súchiles, como ya mencionamos alguna vez.
Sin embargo, conviene conocer con más detalle el proceso de elaboración de estos elementos, porque no es algo tan simple como encargarlo a unos especialistas, cada elemento que se va a integrar lleva un proceso donde la constante es la participación de la comunidad.
El domingo previo a la semana de la Fiesta, a las cinco de la mañana, un grupo de jóvenes y señores se alistan para ir por la Cucharilla. Ellos, como todos los que participan en alguna porción de la Fiesta, tienen sus motivaciones particulares, incluidos, quizás, el pago de una manda, la oferta anticipada de la misma, el gusto o la tradición.  A esa hora los Tenanches realizan un breve ritual en la puerta del atrio y proceden a "persignar" los vehículos en que se transportaran los participantes, trazando una cruz con el incensario al frente, en la parte posterior y en el lugar del conductor. Esto, me explicaron, es una forma de encomendarlos a La Virgen para que vayan y regresen con bien. Mientras regresan, le comento que le llamamos Cucharilla, tanto a un elemento ornamental muy vistoso, como a la planta de que se obtiene. La planta, por si no la conoce, ayudará que le diga que imagine un maguey, pero que en lugar de tener unas docena de pencas gruesas, tienen cientos de hojas largas, de unos 50 cm. y un centímetro de ancho que tienen espinas en ambos cantos. Estas hojas van saliendo radialmente, sujetas a un tallo central,  al desgajar las hojas del tallo, éstas salen con una porción blanca y brillante que para mayor particularidad presenta una ligera curva, de ahí el nombre de cucharilla. Se dice que esta planta, científicamente llamada Dasylirion acrotrichum, ha sido sometida a la sobreexplotación, dado su uso generalizado en estos cruceros y en otros adornos.  Además su crecimiento es lento.
Cuando las personas que acudieron por la Cucharilla regresan, los Tenanches los esperan a la puerta del atrio. Los participantes se forman, cargando una o varias Cucharillas y, hasta ser persignados, acceden al atrio. En el nicho central (el Calvarito) se repite el ritual y se repite en la Capilla lateral del templo (El Portal). Una vez terminados los rituales las Cucharillas se depositan ahí mismo, en el Portal. Para su transporte y para fines prácticos las hojas de estas plantas se amarran por su parte superior. En este momento los Tenanches ofrecen algún refrigerio a los señores que trajeron la Cucharilla.

El día siguiente, lunes, otros señores (pero algunos pueden ser los mismos) acuden a traer el carrizo. Me siento medio ridículo diciendo que el carrizo es una planta de tallo largo, científicamente llamada Arundo donax, y que es habitual en riberas y zonas húmedas, pero no puedo asegurar que todos los amables lectores lo conocen.  Dada su abundancia,  estas personas no van muy lejos por el carrizo, si bien ello no demerita el esfuerzo de acudir a cortarlo y llevarlo al templo.  En esta ocasión el Portal ya está abierto, por lo que los voluntarios, ya provistos de sus machetes, acudan a la ceremonia que efectúan los Tenanches, quienes les entregan una Demanda (una urna portátil con la imagen de la Virgen), misma que llevan con ellos al lugar de extracción. El ceremonial se repite al interior del Templo y en el Calvarito. También se "persignan" los vehículos, como cuando fueron por la Cucharilla.  Cuando, unas horas después, los señores regresan con varias docenas de largas varas de carrizo, se forman a la entrada del atrio, cargando, entre dos o tres personas un atado de carrizos de cinco o seis metros. Los tenanches les persignan y entran al atrio para repetir el ritual en el Calvarito.  No sería raro que algún voluntario tocara las campanas para darle mayor solemnidad al ritual. Los señores depositan los atados en la primera terraza del atrio, digamos la que está frente al Portal y los Tenanches finalizan todo el ritual en el interior, reintegrando la demanda que se había entregado a los señores que trajeron el carrizo. Nuevamente, los Tenanches les ofrecen un almuerzo a su llegada, bueno, una vez finalizados los rituales.
El jueves, muy temprano, a las ocho llegan las personas que participarán en la etapa final de la fabricación de los Cruceros, también están ya presentes los Tenanches. En el Portal dan inicio al ritual, pero esta vez no sólo con el sonido de la campanilla del Tenanche Estandarte, sino por un dueto de flauta y tambor, sus integrantes me dijeron que les llaman Tambureros, estos Tambureros suman su interpretación a cada uno de los siguientes rituales. Por supuesto, también participan quienes acabarán los cruceros, portando dos o tres manojos de cucharillas.  Luego del ritual en el Portal, el grupo pasa al Templo y al Calvarito, donde el ritual se repite, después el grupo, encabezado por los Tambureros caminan en torno a los Cruceros y, luego de varias vueltas, el sahumador persigna algunos manojos de cucharillas y los deposita en la parte inferior del Crucero de la Virgen, después persigna otros manojos o coronas de cucharillas y los coloca en la parte superior y repite el proceso para colocar cucharillas en un costado y en el opuesto. Este proceso se repite, posteriormente, para el Crucero de las Ánimas. Después se gira, ahora en sentido contrario en torno de los Cruceros. La Demanda es colocada en una mesa cercana colocada exprofeso.
En este punto dan inicio dos procesos complementarios, los encargados y los voluntarios comienzan a colocar las cucharillas en los entramados de los Cruceros. No se utiliza nada para fijarla, sólo con la rigidez de la cucharilla y la forma de colocarla ésta se mantiene en su lugar. Para darnos una idea de la labor, diremos que una superficie de 50 x 40 cm, requiere de medio centenar de cucharillas.  Mientras los diestros fabricantes las van colocando, las personas del Barrio acuden a entregar una serie de ofrendas: mandarinas, plátanos, naranjas, limas, tortillas, alguna cerveza. Los tenanches reciben tras un breve ritual cada ofrenda y la dividen equitativamente para uno y otro crucero.  Hoy en día las frutas se colocan en bolsas de plástico cerradas con un cordel. Las tortillas se perforan y atan en grupos de cuatro o cinco.  Hacia la una de la tarde las ofrendas han copado la mesa original y una más, al mismo tiempo que han sido clasificadas y  empacadas.  Para ese momento los encargados, una docena por  Estructura, casi han terminado de colocar cientos de cucharillas, entretejidas con flores de cempasúchil y proceden a colocar y sujetar  las ofrendas en toda la superficie de los Cruceros.  Un poquito antes se les habrá ofrecido un almuerzo a los presentes. Sobre todo si están entrándole a la labor.  Cuando se considera que ambos Cruceros están terminados, los Tenanches circulan alrededor del conjunto, van persignándolos en cada uno de sus lados y se apartan un poco para que los señores procedan con el izado. 
El crucero de la Virgen debe ser llevado a una terraza en el otro lado del atrio. Una veintena de diestros caballeros, sea que también participaran en la confección o no, se organiza para llevar en hombros la Estructura hasta su lugar y, posteriormente, con la dirección coordinada de todos, jalando de un lado, empujando de otro, tensando una cuerda, aflojándola, tras un proceso que no deja de tener su espectacularidad, al margen del profundo simbolismo que posee, el Crucero de la Virgen queda fijo en su lugar. Hace unos años que se colocaron tres columnas de concreto para simplificar la labor y garantizar la estabilidad de las Estructuras y la seguridad de los asistentes.  El esforzado proceso se repite, está por demás decir que se genera mucha expectación entre los que no están cargando, jalando o amarrando. Pero con un aire de triunfo y tras muchas horas y días de labor colectiva, ambos Cruceros presiden el Atrio, para que, con la bendición de Nuestra Señora de Los Remedios, la Fiesta pueda comenzar.

El martes y el miércoles se "pela cucharilla". Un grupo de muchachos, incluso niños, muchachas, señoras y algunos señores, comienzan a desgajar las Cucharillas,  a quitar las espinas a cada hoja que se obtiene y a trozarla para dejarle un "tallo" de unos veinte centímetros. Esta tarea aparentemente sencilla es laboriosa y amerita un cierto conocimiento del proceso. No es difícil espinarse las manos. Cuando se tiene una cierta cantidad de cucharillas y aquí hablamos de la hoja sin espinas y con su parte blanca y brillante, se colocan  siguiendo su curvatura natural, y se atan provisionalmente para almacenarlas. Aunque no es la intención, este atado tiene, también un bonito aspecto como si de una flor de muchos pétalos blancos se tratara. También se tejen unas formas cilíndricas de unos cuarenta centímetros con cucharillas dispuestas en forma radial.
El mismo miércoles, o tal vez desde el martes, otras personas comienzan a formar la estructura de los Cruceros,  dos morillos (troncos de pino) paralelos y algunos maderos transversales, atados diestramente, configuran el armazón principal. Con carrizos y algunas varas de pirul  se conforman estructuras secundarias y se delinean las formas principales del Crucero, sobre estos elementos, todavía se colocan, en sentido opuesto trozos de carrizo seccionados en cuatro o cinco partes de su diámetro.  Esta armazón debiera estar lista el miércoles para el trabajo del jueves, aunque a veces le falta un poquito.  Cabe mencionar que uno de los cruceros (el de las Ánimas) es realizado por personas que recibirán una paga por ello, el otro (el de la Virgen) es realizado por las personas del Barrio sin percibir ninguna remuneración. Por este motivo se le suele decir también el Crucero del Barrio.

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En nuestro país, desde hace varios siglos, existen lugares que son punto de destino para los creyentes, especialmente en los días de su festividad. Sin embargo es muy diferente acudir a visitar el templo de una imagen religiosa en particular a participar en una peregrinación. El hecho de participar en una peregrinación implica cierto esfuerzo, cierto sacrificio, de ahí que éstas se realicen a pie, en bicicleta o a caballo, pero no existen peregrinaciones en camioneta o en autobús, por más devotos que fueran los participantes. Del mismo modo, hay sitios que son hermosos en sí y realizan fiestas de muy bella factura, por este motivo reciben muchos visitantes que acuden por el gusto de participar en la festividad, por devoción a la imagen venerada o por ambas cosas.  Para no verme regionalista puedo ponerle el ejemplo de la Fiesta de la Candelaria en Tlacotalpan, Ver. Sin embargo, algunas de estas fiestas no atraen la peregrinación de los devotos o sus peregrinaciones son pocas o muy discretas. Hay otros sitios en los que las celebraciones mismas de la fiesta llegan a pasar un tanto a segundo término por la cantidad y volumen de las peregrinaciones que hasta ellos llegan. Los ejemplos más evidentes son la Basílica de Guadalupe en la Ciudad de México,  San Juan de los Lagos o Fresnillo, Zacatecas. ¿Qué determina que una imagen religiosa sea objeto de estas peregrinaciones? Generalmente su fama como buenos intercesores de causas complicadas, entiéndase su fama de milagreros se va extendiendo, de boca en boca y de generación en generación. No obstante, sorprende que una población tan pequeña como San Martín de Terreros, que tiene menos de setecientos habitantes, cuente con una imagen que es objeto de una veneración tal que, durante los quince o dieciséis días que dura la festividad recibe miles de visitantes y, sobre todo, miles de peregrinos.
Pese a lo fascinante que este pode de convocatoria resulta, no es mi intención extenderme al respecto de esta festividad, dado que me salgo del tema primigenio de esta sección, circunscrita al municipio de Comonfort. No obstante, vale la pena recordar que esta población se localiza al sur del territorio del municipio de Dolores Hidalgo. También vale la pena recordar que San Martín de Tours  fue un personaje del siglo IV, que fue obispo en la ciudad francesa de Tours, sin embrago, su acción más celebre, que consistió en partir su capa para compartirla con un mendigo, sucedió cuando ni siquiera se había convertido al cristianismo y era un militar del imperio romano. Esta escena es, casi exclusivamente, la utilizada en su iconografía. Generalmente se le representa, acertadamente, como un centurión del ejército romano. Sin embargo, la imagen venerada en el santuario de San Martín de Terreros es un poco diferente, al dotarlo de una armadura de cuerpo entero y un yelmo adornado con grandes plumas. La imagen tiene una inscripción que la fecha el 15 de mayo de 1776. La antigüedad de la imagen, aunque no afirmo que desde entonces esté a la veneración pública en este poblado,  nos da una pista sobre la actual devoción de que es objeto  en la región.
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La Peregrinación a "Terreros"
El artículo precedente lo redacté, en noviembre de 2018, por solicitud de un medio impreso en el que colaboré algún tiempo, probablemente por el hecho de que la fiesta ocurre en otro municipio no lo incluí en este espacio electrónico, sin embargo, al conocer que las personas que coordinan una gran parte de este proceso son de nuestro municipio, me pareció más que apropiado hablar un poco de esta celebración. El sábado 7 de noviembre de este 2020 platiqué con el Sr. Javier Pérez quien, además de honrarme con su amistad, me ha platicado acerca de muchas tradiciones de nuestro municipio en las que él, también, tiene una actividad muy destacada. Todas las imágenes con que se ilustra este apartado son de la fiesta de 2018.

Yo tendré cuarenta y siete años yendo a Terreros, empecé muy chiquillo.
Algunas personas ya grandes, como el difunto Chorreao, un jicamero de la calle Juárez, me platicaba que de muy niño iba a la peregrinación. Este señor falleció hace unos quince años y murió de más de setenta. O sea que al menos hace ochenta y cinco ya había gente yendo a Terreros. Él me contaba que  todo el peregrino llegaba con un piedrita de acuerdo a como pudiera con ella. Era para la construcción del templo.  Contaba que el templo era un cuartito de adobe, pequeñito, con techo de tejas, medía unos dos por dos metros según sus recuerdos de niño. Poco después fue cuando se empezó a usar que cada quien arrimara una piedra, que no éramos muchos, pero cada quien cargaba una, la misma gente del rancho les decía: "Llévense una piedrita, como manda, como devoción o como ayuda, tómenlo como quieran, pero ayúdennos a cargar una piedrita". En parte gracias a eso es que ahí está el templo.
Allá en Terreros no hay otras celebraciones alrededor de la fiesta, no hay danzantes, no hay otras cosas. Es que no se puede, es demasiada gente. Hay un castillo, que por cierto lo lleva alguien de Comonfort, aunque este año no va a haber.

A nuestra organización, la que maneja todo esto, nosotros le llamamos Celaduría General Diocesana.  Hay un presidente de la Celaduría, pero no se moviliza, él vive donde es el cuartel general que es Roque. Roque es el cuartel general porque hace entre ochenta y cinco y noventa y cinco años que ahí se inició la peregrinación para Terreros. Yo respeto eso aunque el presidente no me ayude.
Este año cumpliría yo cuarenta años en la Mesa Directiva. Cuando empecé nada más había presidente y secretario. No éramos tantos en la Mesa Directiva porque entonces manejábamos seiscientos de caballería. Hace veinticinco años ya bajábamos cuatro mil de aquí del Bajío. Hace diez años se disparó todo. Se debió a que se divulgó la Peregrinación, se corrió la voz Cuando vimos que cada año venía más caballería y más gente, tuvimos que poner más gente en la mesa directiva.  Entonces el Presidente siguió como Presidente yo subí a Vicepresidente y agregamos un Secretario General de toda la caballería, es un abogado. También tenemos un Subsecretario y el Tesorero, somos cinco. Esos cinco miembros manejamos todo.
Los acuerdos siempre los llevo yo a cabo, de todo a todo. Soy el que asisto a las reuniones; se hace una reunión en el ayuntamiento de Dolores Hidalgo a la que acude mucho Gobierno, viene el Delgado de Tránsito del Estado; Bomberos y Protección Civil de Dolores Hidalgo. Como a los quince días de esa reunión hacemos otra, en San Miguel Allende; nuevamente vuelve a venir Tránsito del Estado con su delegado; han acudido miembros del ejército para analizar  y dialogar con nosotros en qué parte uno necesita más  apoyo de ellos, porque parte de los problemas se deben a que muchas gentes  van libres, no están afiliados a ninguna peregrinación.

Además de las credenciales que damos, llevo un registro con datos y fotos de todos los celadores.
Las credenciales de los Celadores son rojas, las de los Vigilantes son verdes y las de la Mesa Directiva son Azules, mi distintivo tiene una estrella de bronce que dice "Mayor". En una ocasión estábamos en San José Agua Azul, se juntó mucha gente y unas personas que estaban ahí nos vieron y dijeron: "Pues aquí hay cuatro estrellados,  pero no le hallo caso a tantas personas con estrellas". Y en palabras llanas preguntó: "¿Aquí quién es el fregón, o qué? Y le contesté: "Aquí somos todos iguales, nadie es más que nadie. Únicamente los que portan una estrella como esta somos los que dirigimos todo lo que es caballería". E insistió: "Pero debe de haber uno que sea el fregón". Le dije: "Fíjese bien en las estrellas", se fijó y me dijo: "Ah caray, entonces usted es el fregón". "No, no me siento más que los demás. Soy igual que todos, únicamente que debe de haber una persona que lleve las riendas de todos, con la ayuda de todos estos demás compañeros que son celadores. Por ejemplo: ellos son jefes de grupo, yo me dirijo con ellos y ellos con los demás. Pero aquí nadie es más que nadie. Sí debe de haber quien dirija un poquito en lo que acaba esto, porque es mucha la tropa, mucha la gente que manejamos y si nadie dirigiera sería un desorden. Repito: aquí todos somos iguales y por decisiones del destino aquí están las estrellas". Ya con esa explicación no hizo comentarios y entendió nuestras razones.

El desarrollo de la Peregrinación más o menos es así: yo espero gente aquí que viene desde San Juan del Río que es lo más lejos; se juntan con Jurica, Querétaro y de ahí todos los Ranchos hasta Santa Rosa Jauregui y se extiende hasta la parte de arriba de Apaseo. Por el sur abarca hasta Tarimoro, Salvatierra.
El día ocho espero un promedio de mil quinientas personas con sus caballos, los acomodamos aquí y en otros predios de por este rumbo.  La misa es a las tres y media de la mañana, para esas horas ya hay cerca de dos mil quinientos; para  cuando la misa termina  ya vamos un promedio de tres mil. Cuando se estira la caballería de aquí al centro de Comonfort la punta irá en el libramiento cuando está saliendo la cola aquí, a medio camino de Comonfort a Jalpilla. Y eso que les dice uno que agarren línea, deben ir de a dos, pero van hasta de a seis, por eso no se extiende más el contingente, si no llegaría de aquí a Neutla.

Cuando ellos empiezan a llegar aquí es el día ocho, a las tres de la tarde van llegando unos tras otros. Se van acomodando todos, por aquí en todas las casas hay espacios. Cada celador agarra su aposento de cada año, hay unos grupos que traen su camioneta cargada de paja; aquí se les abastece de agua a los caballos y si algunos no traen pastura, aquí hay pastura. La gente arrima rastrojo para los caballos que no saben comer alfalfa porque, desgraciadamente, hay muchos caballos que no la conocen.
Un poco antes voy yo al Municipio para sacar el permiso de paso de tres mil quinientos caballos. Voy a la JAPAC [Junta de Agua Potable y Alcantarillado de Comonfort] a decirles que, por favor, ese día no nos corten el agua sino hasta las diez de la noche que es cuando llega todo lo fuerte de la caballería; me hacen caso.  También la gente del Municipio me colocan un reflector que ilumina casi toda el área,  así la gente tiene acceso a entrar, salir o llegar a las pilas de agua. En todas las casas de por aquí la gente les da agua a los caballos, inclusive hay mucha gente que les da cafecito (a los peregrinos). También me preguntan los taqueros si hay inconveniente en que vengan a poner algún puesto por aquí cerca,  claro que se les permite que hagan su negocio; como a las once levantan el puesto porque es cuando ya está dormida la tropa. Se duermen temprano porque a las tres y media es la Misa y la mera salida es a las cuatro treinta, para llegar a San José de los Allendes entre dos y media y tres de la tarde.

San José de los Allendes está sobre la carretera que va de Juventino Rosas a la Sauceda, por ahí por donde entronca con la que baja de la presa Allende, queda a cuatro kilómetro y medio rumbo a Juventino. Pero ya para llegar allí no son exactamente los que salimos de aquí, ya para las tres de la tarde hemos de ser entre cuatro mil quinientos y cinco mil cabalgadores,  que es lo mero grueso de la tropa. Al día siguiente, a las ocho de la mañana, llegan unos seis mil que son de los que se van de un solo jalón porque van de más cerca: de Escobedo,  Neutla, San Jerónimo, La tapona, Nopalera, Las Orduñas, Morales, los San Pedros, Calderón. Ya cuando se reúne todo el contingente estamos hablando de unos veintidós mil de a caballo. Ahí llegan cuatro peregrinaciones más chicas, porque estamos hablando de veintidós mil caballos, que es lo que yo manejo de este lado, pero me llegan otras cuatro peregrinaciones y estoy manejando otra chiquita, de aquí de Landín, un promedio de dos mil  caballos y mil de infantería; esa la manejo con el Celador Mayor de ese lugar, las otras son de quinientos, seiscientos. Pero para entonces ya tengo acampado a Irapuato en la Loma del Perdón, Irapuato también me corresponde y son sobre dos mil quinientos caballos y tres mil quinientos de a pie. Para ese momento Acámbaro ya ha bajado, ya está descansando, son tres mil caballos. Me doy cuenta porque se me pasa todo el comunicado de las peregrinaciones  La otra peregrinación que manejo es la que viene de Dolores, San Felipe, Ojuelos, Jaral de Berrio, un promedio, entre infantería  y caballería de veinticinco mil. La que no manejo es la que viene del lado  San Miguel de allende, San José Iturbide, San Luis de la Paz, ellos están afiliados y nosotros les damos sus credenciales, pero no la manejamos directamente como manejar esta del Bajío o la de Dolores Hidalgo, inclusive mis compañeros no se meten con el manejo de allá ni con el manejo de aquí, yo soy el que me encargo de los conectes.

Toda la caballería duerme en Los Allendes, yo me voy a vigilar en la Loma del Perdón, ahí está grande el pedazo, estamos protegiendo la llegada de la infantería y la caballería, cuidamos el espacio porque si no se llena de carros y camiones. Ese es uno de los grandes problemas que siempre debemos resolver. Para brincar esa cantidad de caballos en la mañana hacemos uso de las Autoridades Estatales que nos vienen a auxiliar en lo que brincamos la carretera. Yo me pongo de acuerdo con ellos, pero para esto tengo unos cuarenta celadores auxiliándome, detenemos a toda la gente y dejamos pasar los carros. Viene una peregrinación, esperamos a que llegue al borde de la carretera, ya que llega checamos cuánto mide la peregrinación, detenemos el flujo y los cruzamos en media hora o cuarenta y cinco minutos. Pero cuando llega la mera grande, la peregrinación de nosotros, es hora y media para cruzar la carretera. También es hora y media cuando toda la caballería se acomoda en la entrada del templo, todos acomodados línea por línea hasta que dejan la pura entrada por la que va a acceder la infantería. La Infantería también dilata otro tanto, van unas cuatro bandas de música acompañando a los de a pie, todo ese rato está montada la Caballería. 

De Comonfort acude, por supuesto mucha gente, sea por las motivaciones religiosas propias de cada quien, sea por el gusto de participar o, inclusive, porque es una tradición familiar la participación. Los peregrinos que viajan a pie salen el día ocho, por la mañana y pernoctan en varios lugares para llegar el día diez a su destino. Una vez cumplida su visita retornan en autobús. Incluso, como un río que va  recibiendo afluentes, a los peregrinos que de Comonfort parten el día ocho, se unen otros peregrinos que partieron con antelación del rumbo de Querétaro.
Un poco más singular y más propio de la veneración de San Martín de Tours (venerado como San Martín Caballero), son las peregrinaciones a caballo desde distintos puntos de la región. Si con un compás trazáramos un círculo con el centro en el poblado de Terreros, de los 360 grados que dibujáramos provendría una peregrinación hacia este punto.  No debe pensarse que realizar este trayecto a caballo es mucho más descansado que realizarlo caminando, cabalgar durante jornadas tan largas también cobra una cuota grande de agotamiento físico además de que, como veremos, muchas peregrinaciones efectúan el regreso por el mismo medio.

En Comonfort hace más de cincuenta años, y tal vez muchos más,  que un nutrido grupo de cabalgadores, bien organizados, se dirigen a San Martín de Terreros. Parten el día 9 de noviembre, a las cinco de la mañana, del rumbo de la Calle 20 de noviembre,  sin más solemnidad que los estandartes que portan los jinetes que encabezan el contingente y sin más sonido que el acompasado golpeteo de las herraduras sobre el pavimento. Debo confesar que la singularidad de la escena, a esa hora y en las calles tan desiertas me impresionó, tal vez a los jinetes les haya sorprendido ver a un tipo tomándoles fotos a esas horas, pero muchos de ellos espontáneamente me saludaban con un amable Buenos Días. En un número indeterminado, pero que ronda los trescientos participantes, se encaminan al poniente del municipio. Como es de suponerse, las peregrinaciones a caballo, no van por la cinta asfáltica de las carreteras, se puede decir que van cortando camino para hacer más recto su derrotero.  Incluso, cuando alguna de las muchas peregrinaciones ecuestres sigue el rumbo de alguna carretera, viajan por los senderos que suelen correr paralelos a la cinta asfáltica, algo que agradecemos todos, incluso los propios caballos.

La peregrinación ecuestre de Comonfort a Terreros pernocta el día nueve en un punto intermedio y parten, muy de mañana el día diez para llegar a su destino a las doce del mediodía. Ahí serán como una gota en el océano, bueno, no tanto: como una gota en un garrafón porque se estima que, de todos los rumbos, como ya mencioné, acuden en un número que ronda los diez mil cabalgadores.  Los peregrinos a caballo entran montados en su animal hasta el atrio del templo, quizás, pese a los conflictos para entrada y salida de tantos peregrinos que esto conlleva, esa sea la esencia de esta peregrinación y así se ha observado desde hace muchos años. Muchos de estos jinetes emprenden su regreso en camioneta, misma que lleva un remolque en donde transportan sus animales. Así que, si usted visita esa población en los días de fiesta, tan común como ver peregrinos a caballo será ver remolques para transportar equinos, lo mismo que autobuses que parecen muy lejanos a sus rutas habituales. El grupo de peregrinos de Comonfort permanecen en Terreros hasta el día siguiente, bueno es un decir, porque descansan el día diez y emprenden el regreso a las doce de la noche, para llegar a Comonfort el día once por la mañana. Como un detalle práctico, los estandartes, para esta jornada del regreso, suelen enviarlos en alguna camioneta, pues es muy complicado cabalgar de noche con el añadido de portar dichos distintivos.  Entre los peregrinos a pie y los peregrinos a Caballo que parten de Comonfort, se consigue que algunas de las calles luzcan inusualmente desiertas, dado que buen número de vecinos están en tránsito de su peregrinar. Ojalá que unos y otros acudan durante muchos años a tan singular lugar, no sólo por la devoción propia de cada uno, sino por el innegable valor social que conlleva una actividad con tal poder de convocatoria.

La asociación únicamente distribuye dos mil cuatrocientos distintivos para los peregrinos, en parte porque llegan a falsificar estas credenciales, las hacen en otro lado y se ven idénticas a las que mandamos a hacer. Anteriormente eran más pequeñas y también los distintivos de los peregrinos.   Un celador de Apaseo el Alto empezó a falsificar las credenciales y entonces decidimos hacerlas grandes para que salieran las firmas de varios de nosotros.  Antes las credenciales eran de infantería y caballería, pero hace unos cinco años la infantería decidió separarse. Ahora se organiza cada quien por su parte, con sus recursos y sus aportaciones por separado.   A los celadores se les vende su credencial en cincuenta pesos, pero si los sacerdotes encargados duran varios años, la misma credencial les sirve todo ese tiempo. Las de los peregrinos sí se cambian cada año. Con lo recabado se mandan a hacer las credenciales, las pancartas, las lonas, aunque mucho de eso se vende a los participantes. Con lo que se sigue juntando compramos un equipo funerario y lo hemos puesto a disposición de los deudos de algún compañero que fallece en la peregrinación.  No puedo decir que nunca se accidenta nadie, pero a pesar de la cantidad de gente que va y viene, cuando se toman todas las precauciones que deben tomarse, no pasa nada, no es tan común que fallezca alguien en algún accidente, ha habido años y llegaron a ser dieciocho seguidos en que no había estos percances.  También han pasado accidentes en los campamentos. Ya otro tema es si hay una riña o un pleito.

En el año tengo reuniones con los Celadores. Por ejemplo:  a los del rumbo de Dolores, yo les pongo un día, los cito a reunión en el Templo de los Remedios, acuden de Dolores Hidalgo, Jurica, San Juan del Río y todo lo que es Querétaro. Los Apaseos no porque luego yo me traslado para allá, para La Labor y hacemos la junta. Pero esta de Comonfort es la mera importante, la hacemos en el templo para que ubiquen fácilmente el lugar los que vienen de fuera. Ahí ocupamos uno de los patios, donde toca la música; si considero caber con toda mi gente arriba, nos vamos arriba y si no, hacemos la junta abajo.

Durante el año hay misas para la comunidad de peregrino, por ejemplo acá en San Pedro; me pongo de acuerdo con el sacerdote, traemos el carro capilla y nos dice la Santa Misa para estos  grupos.  Hay otra misa que es para acá arriba, se juntan otros mil de a caballo y dos mil de infantería.  Me preguntan a mí y yo coordino que se diga la misa. Ya tengo una programada para el 27 de diciembre de Orduña, va mucha gente, van de siete comunidades. El año pasado el señor encargado mató tres puercos, al último a cada directivo nos dio un bonche como de dos kilos, "Yo esperaba más gente", nos decía.   La gente queda tan agradecida que, donde ellos soliciten una misa, yo veré como le hago, porque nosotros como encargados de toda esta romería estamos para servir no para que nos sirvan. Es la obligación de nosotros, servir, ayudar, auxiliarlos. Yo he regañado celadores, les digo: "Un celador no se gana su credencial porque está güero, porque está prieto o porque tenga el apellido fulano de tal. No, la credencial se gana de acuerdo al trabajo que desempeña uno dentro de los grupos, dentro de la peregrinación y dentro de los días de peregrinar.  Además, todos y cada uno de ustedes, inclusive yo, cuando nos piden información debemos darla, así sea el hombre más rico de la peregrinación, como si la información me la pide el más pobrecito. Le tengo que dar la misma atención a uno que a otro, aquí no se discrimina a nadie, a toda la gente se le trata igual. Eso es lo que les he enseñado, a que no maltraten a la gente y la información la den igual al que tiene como al que no. Lo comento, porque hay celadores que son muy déspotas, por es les enseño que no debemos trata mal a nadie.

Las misas son porque a la gente le da gusto tener la oportunidad de reunirse y asistir a misa, convivir en el año. También hago yo una junta para acá, para estas comunidades y dialogo con ellos. Igual, si me piden otra voy y platico con ellos, si tienen un problema voy y platico y lo arreglo de la mejor manera posible. Cuando me hablan de San Juan del Río, les digo: "No puedo ir hasta allá, pónganmela en los Tlacotes, se me facilita la ida, inviten a todas las comunidades y dialogamos".  Cruzamos lo bueno y lo malo para que todo sea bueno. Si hay algún problema en los Apaseos agarro la comunidad a donde pueda acudir más gente (Apaseo, San Miguel Octopan), y realizamos estos diálogos, intercambiamos ideas, para poder llevar un mejor caminar, un mejor peregrinar. Así es como lo trabajamos nosotros, todo lo arreglamos antes, no podríamos hacer planeaciones el mero día.
No todo el de caballo entra al templo, nada más ciertas peregrinaciones debido a tanta gente de a pie, nosotros entorpecemos mucho a los de a pie, pero mientras estén entrando los de a pie nosotros los debemos de proteger, tapamos callecitas, unas y otras como desde ciento cincuenta metros, tapando las bajadas a lo largo de cinco calles; en cada bocacalle pongo hasta  nueve, o cuatro o cinco jinetes según el ancho de la bocacalle y todo para que no entre el raterismo, esos carteristas son los que entran y fastidian mucho al peregrino de a pie.
Los peregrinos no entran al atrio en caballo, deben formarse afuera y entrar en grupos pequeños; si es un grupo de veinte, diez hacen la visita, regresan, entran los otros diez. Si traen taco se ponen a calentar y se preparan para el regreso, su jefe de grupo les advierte, si se van a ir a echar una cerveza: "Los quiero a tal hora aquí para la vuelta".
También viene la peregrinación del lado de Jalisco, de ese rumbo  entra mucha tropa también, para llegar a terreros el día 10. Hacia las doce del día entramos nosotros al templo y somos los últimos que entramos a caballo (a los patios, no al interior del templo).

El año pasado fueron, según el reporte, setenta y un mil setecientos cincuenta y algo,  de pura tropa; de infantería se considera que son más de doscientos mil contando los visitantes y las peregrinaciones que llegan de a pie.

Es muchísima la cantidad de gente que va allá son unos veinticinco o treinta tantos de la gente que viene a la Fiesta de los Remedios.  La caballería se extiende mucho, muchísimo y los carros no se diga; en ocasiones, cuando hemos llegado a allá en domingo, hay tantísimos carros que la gente, sin saber, toma el camión en Terreros a la una de la tarde, a las siete de la noche apenas está tocando carretera y esa distancia son tres y medio kilómetro. Así se pone de feo. 

El regreso es en un solo día, a caballo también. La gran mayoría. Los que van más lejos sí hacen una escala, por ejemplo los de Mompaní se quedan aquí en Comonfort y al día siguiente llegan a su pueblo.
Todo lo que es Querétaro, Jurica, manejan Torton, y los que tienen traila llevan sus trailas.  Los de Jurica son sesenta y todos se regresan en Torton.
En cuanto a los de a pie, Querétaro y San Juan del Río salen el día 7 para estar allá el día 10, de Comonfort salen el día 8 y se quedan en San José de los Allendes, pero un día antes de la caballería.
Todos los de a pie se regresan en camión o en su carro si los van a esperar.

Hoy en día  muchos lo siguen tomando como una devoción, pero muchos lo toman como unos días de recreo. Van porque les gusta andar a caballo. No está específicamente prohibido el alcohol, pero la obligación es que cada celador tenga que ver por sus peregrinos. Se les habla, se les explica, se les recomienda, pero el que la riega mucho es el que va libre y se quieren alinear, precisamente porque van ellos en otra cosa, porque parte de los problemas se deben a que muchas gentes  van libres, es decir no están afiliados, no llevan distintivo, pero llegan a todas las quedadas de nosotros, buscando el amparo y la protección para sus caballos; no los puede uno correr, aunque no estén afiliados a la peregrinación, no es dueño uno de decirles "Aquí no cabes"; todos vamos a lo mismo y vamos al mismo lugar. Pero si ellos no quieren agarrar la línea y aceptar las disposiciones de seguridad no hay mucho modo de cuidarlos.

Las mujeres suelen ir más en infantería, aunque de un ranchito que se llama San Miguel, cerca de Jurica, son como doscientos caballos y vienen como sesenta mujeres.  Hasta hace unos veinticinco años eran puros varones. Un día vinieron conmigo y me pidieron permiso, me explicaron que había unas muchachas que debían una manda a caballo a Terreros y que ya tenían tres años sin cumplirla porque no había permiso.  Yo les dije: "Si estas mujeres deben una manda tráiganselas, no hay inconveniente, si el cabalgador puede ir y venir, adelante". Y me dijeron: "Huy, de haber sabido, pensábamos que no". Participan, en caballería las mujeres que quieran participar, pero la verdad es que son muy, muy pocas
Este año,  debido a esta contingencia, hace un mes que empecé a mandar grupos, querían irse grupitos de a veinte, les dije que se fueran por lo menos cien o doscientos y con los Celadores controlándolos. Ayer me llegó Jurica: setenta caballos, dieron agua aquí en la pila. Pasó Mompaní con muy poca gente, dialogué tantito con ellos, pasaron y se fueron. Pero como le digo todos salen del pueblo en la madrugada, en esta ocasión Jurica salió a las tres de las tarde, entonces los organicé,  salimos por la Estación, calle Ocampo, por atrás del mercado y los dejé en el Santuario, agradecieron el acompañamiento y se fueron muy contentos. Ya ahorita ellos deben ir llegando a la carretera de Juventino.

Todo el mes de noviembre el templo, allá en Terreros, va a permanecer cerrado, el primero de diciembre se va a abrir otra vez y es cuando voy a ir yo con mi tropa, bueno, los grupos que me siguen, de por aquí. Yo les digo: "No se desesperen".

En la última junta que se hizo con el gobierno se determinó que a partir del día primero de noviembre no van a dejar entrar a nadie. El templo va a permanecer cerrado, desde la puerta del atrio; únicamente va a entrar y salir gente del rancho con identificación. Va a haber un cordón de soldados alrededor del templo, un anillo,  otro anillo alrededor del rancho para no dejar gente de a pie.  Porque entre la gente de a pie hay gente muy necia, yo ya hablé con muchachos que dicen: "Yo me voy el día fulano de tal", les explico que va a estar cerrado y resguardado y me dicen: "No importa, yo me voy".  Yo ya les avisé a Infantería y Caballería, les dije: "Si van no me culpen a mí".  Uno cumple con avisar. En esa misma reunión se trató que en la Loma del Perdón, donde se ha hecho una misa para treinta mil gentes que se quedan ahí, va a haber campamento militar, otro campamento militar abajo, donde está el crucero, otro en santa Catarina rumbo a San Miguel Allende, uno más en la mera entrada a Terreros desde la carretera. Del lado norte hay otras tres entradas, en cada una va a haber un campamento. Debido a la cantidad de gente que acude, va a andar un helicóptero de la Zona Militar rondando y avisando de dónde y por dónde va avanzando la gente, para que los de abajo los regresen, para no dejar llegar a nadie.

Este año nos dijo un coronel: "A la caballería no le tengo miedo de que se amontone, el mismo caballo les va guardando la distancia entre la gentes, a la infantería sí le tengo miedo porque van todos pegados como borreguitos, todos hechos bola, mientras más se hacen bola como que más les gusta. Estas restricciones  de este año son, finalmente, para evitar el aglomeramiento de la infantería.  En la caballería el mismo animal mantiene la distancia. Yo a todos les he recomendado, y les sigo recomendando, que lleven cubrebocas y no uno, varios. Si se les cae, se les vuela o se les ensucia, traen otro.

Todo esto sí es un proceso demasiado pesado porque es estresante.

Pero hacerlo es, por supuesto, un gusto, una satisfacción. Me preguntan: "¿Cómo le haces para trabajar con tanta gente? Estoy acostumbrado a trabajar con mucha gente, no con poquita.

Yo duro tres noches sin dormir, salimos a las tres de la mañana, y antes debo preparar muchas cosas, la segunda noche debo vigilar en la Loma del Perdón para que no entren carros y la última noche es ensillar a las once y media para salir a las doce, de allá para acá. Llego, dejo encargadas varias cosas y me voy a dormir, eso sí muy contento del esfuerzo y de sus resultados.


Video "Hacia Terreros"

Grabado el 9 de noviembre de 2018, muy de madrugada en el centro de Chamacuero. Coincidentemente, don Javier Pérez, quien nos obsequió este muy interesante testimonio, cambia unas palabras conmigo en ese momento. Por esa singularidad decidimos  incluir este video.



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Procesión del día de Todos los Santos
Es de lo más contradictorio hablar de una tradición nueva, ni siquiera es una cuestión oximorónica, es decir un juego de palabras hecho intencionalmente con términos antagónicos. Pero en este caso el término pudiera aplicarse.

El pasado 30 de octubre de 2022 se llevó a cabo la procesión del día de Todos los Santos, sabemos todos que el día de Todos los Santos es el primero de noviembre, pero de por qué se realizó antes… hablaremos después.

Esta procesión consistió estuvo integrada por niños que iban ataviados con la indumentaria y los atributos iconográficos propios de algún Santo, o de el Santo de su devoción como suele decirse, ninguno en específico porque se trata, esta celebración de honrar a Todos los Santos, todos: los que figuran en el canon correspondiente y tienen su fiesta en un día específico y los difuntos que, anónimos o no, se han santificado totalmente. No es de extrañar que esta celebración se realice un día antes que la de Los Fieles Difuntos en donde se conmemora a quienes han fallecido y aún no se han santificado totalmente. Como es bastante difícil saber en qué estatus están las personas que conocimos y ya han fallecido, conviene recordarlos en uno y otro día.

Una procesión del día de Todos los Santos no se había realizado anteriormente, aunque sí se ha hecho un evento como centro de la catequesis en la Parroquia de San Francisco. En esta ocasión la procesión se realizó dos días antes, en la intención de que los niños, y con ellos los adultos, pudieran percatarse de que hay celebraciones más profundas, mucho más ligadas a las creencias y tradiciones que nos pertenecen que aquellas festividades que nos llegan de rebote y de las que, más allá de ser un bonito desenfreno o un alegre jolgorio, ni siquiera entendemos bien su significado y, cuando lo entendemos, evidentemente que no nos significa nada.   Y si hablamos de distorsiones y tradiciones impostadas, tenemos también que pensar por qué, siendo tan nuestra la celebración del día de Los Fieles Difuntos, parecemos empecinados en hacerla coincidir con la visión que nos troqueló el cine extranjero.  Dicho en otras palabras, ¿De dónde sacamos la idea de que los desfiles del día de muertos son una tradición?  ¿Qué no nos bastaba con todo aquello que sabemos es tradicional para honrar a nuestros difuntos? 

Alguien cercano a los organizadores me comentó que parte de lo que arriba menciono influyó para anticipar la celebración dos días.  La misma persona me comentó que la participación (y se ve en las imágenes) fue muy concurrida, pues se integraron los Centros de Catequesis Infantiles de las Comunidades. Los cantos y alabanzas animaron más a los papás y a los niños a darle realce.
Ya como un dato anecdótico al día siguiente premiaron al niño con la mejor representación que, en este caso, fue una niña que se atavió como Santa Teresita del niño Jesús.

En medio de tantos absurdos y tanta ignorancia troquelada desde el exterior, una procesión en el día de Todos los Santos es algo sumamente refrescante, ojalá que esta celebración siga llevándose a cabo, es la prueba de que una tradición no necesariamente tiene que llegarnos de los abuelos, pero sí tiene que tener absoluta congruencia con quienes somos y responder al sentido de la celebración que las genera. 


La Fiesta de Corpus Christi



La fiesta de San Antonio




La fiesta de Santiago Apostol





La primera fiesta de Nuestra Señora de los Remedios





La fiesta de San Francisco





Fiestas, parte cuatro
La Procesión del Jueves de Corpus



La Procesión de Corpus de 2020
La Fiesta del Barrio de San Agustín
La Remuda de la Fiesta del Barrio de San Agustín
Fiestas, parte seis

La segunda fiesta de Nuestra Señora de  los Remedios





Peregrinación Ciclista del Bajío al Tepeyc





Tres artículos sobre la Fiesta de Los Remedios




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   La Música del Alba
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La Remuda de la Fiesta de Los Remedios
Vámonos por los Parandes
La Procesión del Santísimo el 31 de diciembre
Las Fiestas del Santuario de Guadalupe
Danzas de Comonfort
La Peregrinación a "Terreros"
La Fiesta de Corpus Christi en 2021 Santa 2021
La Procesión del Santísimo 2021
La Fiesta Parroquial de San Francisco de Asís
Fiestas, parte cinco

La Procesión del Jueves de Corpus 2022



Fiestas, parte siete

Procesión del día de Todos los Santos
Nuevamente los tapetes, diciembre de 2022